viernes, 21 de junio de 2019

Fábrica de colchones La Nueva Fortuna (año 1929)


      "Alguien dijo que detrás de cada gallego que atiende un mostrador o realiza menesteres domésticos para ganarse el pan de cada día, hay un gerente de un establecimiento industrial, un gran capataz o un magnífico comerciante cuando no un poeta o un escritor, aguardando pacientemente la ocasión propicia para aparecer tal cual es. Aprendieron en la insuperable escuela de nuestros mayores  que ningún trabajo deshonra; aprendieron que el pan ganado con el propio esfuerzo sabe a gloria y da muchos derechos. Aprendieron que se puede producir el sumo bien de la independencia económica personal y, fieles a esa enseñanza, trabajan hasta que la conquistan.

"La Nueva Fortuna" en la calle Cangallo.

      De entre los miles de casos que podríamos citar de paisanos nuestros que llegaron a estas tierras sin más capital que una voluntad de hierro y un inmenso anhelo de trabajar y que luego, con aquellas preciosas virtudes supieron conquistar una considerable posición económica, se nos ocurre un nombre: el del señor José F. Fernández, establecido con un magnífico establecimiento comercial al por mayor en la calle Cangallo 1653 al 59, hombre que en las actividades en las que se dedica hace honor a su estirpe.

José Fernández, propietario.

      Nació en un bello rincón de Pontevedra en el año de 1870. A los 15 años de edad, en 1885 llegó a la Argentina dispuesto a conquistar una parcela en estas tierras maravillosas y en 1891, esto es a los 21 años, inició el camino de su independencia estableciéndose por su cuenta.
      Levantó un hogar modelo y cumplió el mandato de “Creceos y multiplicaos”, sembrando en las nuevas tierras retoños de la vieja estirpe, modelados en la escuela del trabajo y de las buenas costumbres  que él a la vez heredara de sus mayores. Gallego de una pieza como el día que llegó, ama a su tierra y anhela volver a posar sus ojos en los lares nativos.
      En los círculos comerciales argentinos goza de sólidos y justos prestigios porque, a fuer de  buen gallego, su palabra es un documento. Y este es un solo ejemplar de los muchos que podríamos citar para establecer cómo el trabajo y el esfuerzo son las mejores armas de estos nuevos conquistadores".

Marcelo Pablo Scévola (transcripción)

Fuente: revista Céltiga

martes, 15 de enero de 2019

La fábrica de camisas de los señores Sternberg & Cía. (año 1917)


      La República Argentina ofrece un escenario propicio para el desenvolvimiento de muchas industrias que, modestas en sus comienzos, se han transformado en vigorosas empresas debido al esfuerzo constante de sus iniciadores.
      Una de estas, la fábrica de camisas, cuellos, corbatas, gorras y tiradores, de los señores Sternberg & Cía. Que acaba de festejar sus bodas de plata, nos ofrece la prueba más fehaciente de dicho aserto.
      Fundada en 1892 la primera fábrica de los referidos artículos en un modesto local de la calle Cabildo 549, fue paulatinamente ensanchando su campo de acción hasta llegar a ser hoy, después de veinticinco años de existencia la más importante de Sudamérica.

La primitiva fábrica Cabildo en 1892

      Los fundadores no se amilanaron por las dificultades que presentaron al principio y con sus enormes sacrificios trajeron de los más acreditados centros fabriles europeos, numerosos técnicos para la enseñanza de la difícil y minuciosa confección de camisas, cuellos, y en general artículos para hombres y niños.
      En esa nueva industria encontraron ocupación adecuada numerosas obreras y obreros, que llegaron a ser hábiles y escrupulosos en el delicado trabajo que se les confiaba.
      Concentrado el empeño en llevar al más alto grado de perfeccionamiento la fabricación de esos artículos, se dio impulso a la industria, que ha llegado a reemplazar con ventajas para el consumidor los productos similares europeos.
      La intensidad de ese esfuerzo constante y tenaz obtuvo la recompensa merecida y esperada. Bien pronto las camisas, cuellos, corbatas y demás ropa blanca confeccionada en la fábrica de Sternberg, conquistaron la preferencia del público que consideró esos productos superiores a los importados, tanto por su calidad y confección como por su elegancia exquisita, cualidades reconocidas y consagradas en las numerosas exposiciones, donde fueron premiadas con las más altas recompensas.
      Los artículos fabricados por Sternberg satisfacían las necesidades del mercado y desde entonces nuestro país dejó de ser tributario de la industria extranjera en los referidos renglones. Así se incorporó definitivamente a nuestra economía, un nuevo factor de riqueza. Para dar una idea somera de la importancia de la nueva industria basta mencionar que la casa Sternberg fabrica mensualmente 14.000 docenas de cuellos, 2.500 docenas de camisas y 7.500 docenas de corbatas.
      En los establecimientos fabriles trabajan 832 operarios, dirigidos y contraloreados por 117 empleados. Los locales para la fabricación y depósitos ocupan una extensión total de 15.454 metros cuadrados de superficie cubierta.

La fábrica Cabildo ampliada y tal como se veía en la segunda década del siglo XX.

      A los cuatro años de instalada la primera fábrica, en 1896, el primitivo local de la calle Cabildo 549 fue considerablemente ampliado, destinándolo exclusivamente para la confección de ropa blanca, y trasladando la fábrica de corbatas a la calle Cangallo 840/50. En 1904 se construyó el espacioso local de la calle Venezuela 2586/92, digan continuación del primitivo establecimiento.

Casa central en 1892

      El 1905 se dio comienzo a la fabricación de tiradores, ligas y cinturones, con halagador resultado, y poco después fue implantada la fabricación a gran escala de gorras y sombreros de tela para hombres, señoras y niños.
      El poderoso desarrollo alcanzado por el país en los últimos años fue seguido paralelamente por la importante industria, y en 1907 y 1910 fueron construidos dos amplios edificios anexos al local de la calle Cabildo, destinando tres pisos exclusivamente a expedición y depósito de artículos para hombres y bonetería.

Casa central tal como se veía en la segunda década del siglo XX.

      En los hermosos salones de la casa central Cangallo 840/50 fue instalado el muestrario completo de todos los productos y artículos fabricados.
      “Labor omnia vincit” pueden decir con razón los fundadores de la casa Sternberg, y al contemplar las etapas recorridas en los veinticinco años de existencia comercia, sentirán la satisfacción del triunfo obtenido al implantar en nuestro país una industria importante y necesaria. 

Marcelo Pablo Scévola (transcripción)

Fuente: revista Fray Mocho

Fábrica de colchones La Nueva Fortuna (año 1929)

        " Alguien dijo que detrás de cada gallego que atiende un mostrador o realiza menesteres domésticos para ganarse el pan de cad...